jueves, 19 de junio de 2008

Trincheras y sonrisas


Mis pupilas idiotizadas por perfecciones, caen en cuenta y rompen las redes con las que ellas mismas se enredan.

Un cuerpo consigue disfrazarse con una sonrisa por unas horas, desafiando a mi cuerpo a desearlo hasta quererlo.

Volando, un ave teñida se posa en un nido lleno de
pétalos y espinas.

Sosteniendo la
interpretación con un dedo, duda al llegar el preciso segundo de dejarla volar libre con el viento, que volar le recuerda el roce misterioso que tiene con esas manos hermosas, y pasando unos minutos, la toma entera con su ejercito para no dejarla ir, hasta que vuelve a dudar.

Un
corazón coloreado siente a veces en blanco y negro, y mirándose en un espejo mostrándose entero, pierde el presente y tiene miedo a destruirse, consiente a un reflejo, y disminuye, aumentando el ruido.

Así como un pintor que hace un trueque con su pincel, y cambiando el sentir del arte, recibe a cambio el titulo a las obras mas vendidas en toda una historia de comercio.

Y
ahí, al lado de mi cuerpo confundido por colores claros que oscurecen clandestinamente, yace el deseo variable, esperando sentado y pensativo a ser plasmado, posando ambos sus ojos, en la extraña llegada del violento oleaje en la orilla, analizando cuidadosamente, el color de cada roca que se trae.

Y este
corazón dudoso, decepcionado y ansioso al mismo tiempo, consigue aliarse con el pensamiento, que firme se veía justificando una farsa, para esperar a que la magia escondida en un rincón, sea quien decida el reencuentro de dos cuerpos separados trincheras y sonrisas.

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