sábado, 28 de junio de 2008

Llorar de felicidad

A mi Abuela Ana en sus 80 años


Que hermosa manera de resistir a los golpes de esta vida cambiante, tan cambiante como el imponente sol, que alumbra, y a veces simplemente no lo hace, resistir para reír.


Y estas arrugas de vejez se han quedado ya sin planes para poder quitar de ti la infinita belleza que cargas.


Que esas pupilas coloridas se muestran firmes y sonriente, así como naufrago, que tras luchar contra la ira del mar, encuentra su lugar mas soñado, y sonríe con sabiduría, sonríe con cansancio, pero sonríe.


Y tu, ríe hoy y ríe para siempre, que sean tus pies quienes pisan el piso, y no tus manos que ensucian de melancolía, que tu cuerpo el incapaz, y tu alma el infinito, como es discreto horizonte que se avecina a nuestros pasos, pasos de suelas mías que lloran y ríen pidiendo caminar contigo, hasta la meta de una rueda que nunca frena.


Y yo, así como un artista, aferrado a su pincel, a ti, que es quien le da la receta de colores mas vivos a un cuadro, para poder sentir pasión.


Y tu presencia que es tan viva entre la gente, me hace reír de impaciencia y de ansiedad, me hace temblar del miedo mas grande entre el terror, me hace llorar lágrimas pesadas que ríen de verdad, ríen desde el alma, cuando te ven riendo a ti.


Que tu querer se ha hecho tan indispensable como el mismo pan que me lleva a la sobre vivencia, tan sabroso como la melodía de esos pajarillos cuando cantan por amor.


Y este papel tan limitado, simplemente se quedo corto ante el agradecimiento, siempre tan presente, siempre tan atenta, siempre tan pura, siempre tan consciente, siempre tan hermosa, que levantas ganas de soñar con el infinito.


Y entre toda la multitud, eres quien me ha enseñado a llorar, llorar de felicidad.

1 comentario:

Ana dijo...

Hermoso!!!!! y tan real!!! Eres especial!!