sábado, 28 de junio de 2008

Se desvestía el amor


Soñadora aquella niña, preciosa piedra dorada quien guardaba sus secretos bajo su manta, secretos sigilosos y clandestinos que bailaban al son de aquella carcajada inocente, debió haber sabido, o al menos recordar.

Y enfrentado a la luna, obligado a confesarme, forzado a recordar cada pulgada de una historia, cada capitulo, en su titulo, cede al corazón su fortaleza, y yo le digo al sol, yo que estaba a oscuras, que hace ahora ella, mujer bella, husmeando entre el consejo y la ironía, que hace aquella niña vestida con tacón, negando un poder absoluto, ese que a una manada de ingenuos cayó como balada en luna llena, ese que igualando a la magia, se sentó a charlar, y poco a poco, así se desvestía el amor, debió haber sabido, o al menos recordar.

Rebelde filo el que apunta a su garganta, atrevido terremoto enmascarado que se atreve a pisotear los sueños que esperaban en su paraíso a ser verdad. 

Casi tan poderoso como esta lágrima que rodando lentamente hacia su fin, logra detenerse por pocos segundos en mi mejilla, que mientras ella baila, yo le canto, la mato suavemente con mis versos, hasta que vuelvo a ser humano, hasta que el trueno asesino no aparece mas.

Y ella.. Ella debió haber sabido o al menos recordar, que la fortaleza no nos seca el corazón, ni mata a su consejo, escucha ambos y los esconde bajo su mantita, que protegía tus locos sueños de amar a toda el universo, y que ahora son mi loca realidad.

Debiste haber sabido o al menos recordar, que la destrucción no es mas que un golpecito que empuja el cuerpo un paso mas adelante,  y aunque dos almas, o solo una, llore, no es digno apegarse a quienes somos inconstantes e inciertos, y creo que esos querida, somos todos.

Y así, mientras poco a poco se desnuda el amor, pequeña doncella dorada, cierra tus ojos y agárrate fuerte, y a la oscuridad, no la confundas..

Mira las estrellas.

Revivo


De lejos revivo el pasado, esclavo del tiempo relativo, que aireado golpea a la distancia ahora constante abrigándola a imponerse, levantarse del ataúd en la que había sido previamente sepultada en el exilio del día a día, que haciéndose llamar rutina, nunca fue conocido por mi cuerpo de esa manera tan aburrida.


En la lejanía revivo la caricia, esas caricias dulces, alocadas y tranquilas, esas que llevabas dentro 

Los besos inconstantes de la impotencia y la maldad


Esfuerzo permanente, cuerpo soñador, tirado al vacío, al blanco, por mentes ensuciadas con maldad y egoísmo, mentes que manejan a su disfraz con expresiones de necesidades ansiosas a la posesión.


Sentado el ahí, tan inocente como la estrella que se queda brillando sin ver, tan presto a sacar en pocas imágenes lo mágico en lo que observa el día a día, le cortaron su verdad como a un pillo sonriendo al correr.


Y llorando en el alma siguió sentado. Relato para la historia en el capitulo de "los besos inconstantes de la maldad y la impotencia".


Y viendo su cuerpo imitar a las cascadas, mis lágrimas salieron también a compensar el hueco profundo y abierto que las armas abrieron en la historia que él soñaba, y lo único que se ofreció para hablar, fue un silencio rotundo que hablaba de decepciones y tristezas.


El, así como las gotas de una catarata, que aunque intentaron reprimirse de la caída, la impotencia frunció el ceño dentro de ella, y pujó hasta hacerla juntarse con el resto.


Y mas triste que sentirse en un hueco de color sepia, es sentirlo por cuerpos carentes de valores, cuerpos despiadados que juegan al azar, apostando vidas de almidones que saben perdonar.


Y muy fácil es estancarse refugiados en palabras de un pasado maltratado, crear silencios en todos aquellos, los peces del anzuelo. Que de este a oeste hay un ciempiés, y sin ver hoyos de luz entre sus patas, débilmente lo ven al revés. Y sin salidas de emergencia vienen a desafiarnos, para sentirse como reyes, esclavos del poder, y nosotros inseguros, usamos sonrisas que se descomponen al correr.


Y por pocos segundos la magia se convierte en hechizos, el oro en papel, y el corcel en yegua, haciendo que el reír se sienta rutinario y den ganas de llover, ver la neblina como algo obscuro, y no un objeto que se puede ver a través.


Y así le aconsejé, acariciándole el regazo, acompañándole a perder, susurrándole al oído todo lo que regala el verbo tener, dibujándole una sonrisa en la cara, para nosotros desarmar al poder, y no él a nosotros, que nos la solía descomponer al correr.

Lo sabroso es reir y volar

Dedicado a los abuelitos del Hogar de Ancianos "Beit Havot"


La belleza permanece, no se ha espantado, ni se ha dejado asustar por las arrugas de la vejez.


Tus ojos como una rosa en crecimiento, pueden equivocarse, pero no pierden ni perderán la perfección.


Tu boca muy asustada tiembla, balbucea diciendo que tu cuerpo esta solo, tus ojos lloran, lloran lágrimas confundidas que quieren gritar, pero el silencio se convierte en su mejor respuesta.


Y yo te digo amiga, solo esta el ratón en la persecución de su asesino, solo esta el rezagado en su esquina, escondido en su pensamiento herido y confundido.


Y tu, tan encerrada como el dolor que arruga y aprieta tu débil mano, te olvidaste de ti, y descifraste a tu vida como una muerte constante.


Pero tu, dueña de mi, dueña de ti, hoy veras al sol como la luz mas viva de esta tierra, hoy aprenderás a vivir. Que después de ti, te llevas a tu vida de la mano, llena de recuerdos, experiencias, historias, nombres y lamentos.


¿Cuantas veces la vida te enseño a sacar tu mejor sonrisa? ¿Cuantas veces sentiste que podías agarrar a este pequeño mundo en tus manos y ser la reina?  Que cada uno de nosotros somos un mundo entero, y reinamos sobre él. Que hoy le enseñaras los dientes a la vida, y tu, que culpas a tu cuerpo de incapacidad, recuerda que es solo una materia, un disfraz para nuestra alma.


Lo sabroso es reír y volar.

Llorar de felicidad

A mi Abuela Ana en sus 80 años


Que hermosa manera de resistir a los golpes de esta vida cambiante, tan cambiante como el imponente sol, que alumbra, y a veces simplemente no lo hace, resistir para reír.


Y estas arrugas de vejez se han quedado ya sin planes para poder quitar de ti la infinita belleza que cargas.


Que esas pupilas coloridas se muestran firmes y sonriente, así como naufrago, que tras luchar contra la ira del mar, encuentra su lugar mas soñado, y sonríe con sabiduría, sonríe con cansancio, pero sonríe.


Y tu, ríe hoy y ríe para siempre, que sean tus pies quienes pisan el piso, y no tus manos que ensucian de melancolía, que tu cuerpo el incapaz, y tu alma el infinito, como es discreto horizonte que se avecina a nuestros pasos, pasos de suelas mías que lloran y ríen pidiendo caminar contigo, hasta la meta de una rueda que nunca frena.


Y yo, así como un artista, aferrado a su pincel, a ti, que es quien le da la receta de colores mas vivos a un cuadro, para poder sentir pasión.


Y tu presencia que es tan viva entre la gente, me hace reír de impaciencia y de ansiedad, me hace temblar del miedo mas grande entre el terror, me hace llorar lágrimas pesadas que ríen de verdad, ríen desde el alma, cuando te ven riendo a ti.


Que tu querer se ha hecho tan indispensable como el mismo pan que me lleva a la sobre vivencia, tan sabroso como la melodía de esos pajarillos cuando cantan por amor.


Y este papel tan limitado, simplemente se quedo corto ante el agradecimiento, siempre tan presente, siempre tan atenta, siempre tan pura, siempre tan consciente, siempre tan hermosa, que levantas ganas de soñar con el infinito.


Y entre toda la multitud, eres quien me ha enseñado a llorar, llorar de felicidad.

Creyente decadente


Y el creyente pierde su fe al verse enjaulado en su red, y sintiendo que baila, es observado por el tiempo de una música que ríe al desenvainar.


¿Sera el viento capaz de acariciar el rostro de una roca que siente fuerza al rendirse ante el obstáculo?.


Roca que siente la vida al golpearse tan fuerte como choca el consejo en su pensamiento, y en el tiempo efímero, quedar marcado como "el pedazo de vida presente, que transformase en materia etérea al vivir despierto y sepultado".


Llora aquel guerrero en casa, que después de haber luchado en trampas banales, se duerme el ejemplo por nunca ser recordado.


Que es digno de un hombre apostar su vida en la lucha del verso contra el silencio, de una luz rebelde contra una oscuridad muda, y entre multitud de ideales, es mejor luchar, que ver el teatro desde las sillas presidenciales.


Así como el hogar que al apagar sus luces, espera solo y desalmado.


Se esconden el laurel y la espada, que sin siquiera luchar, su dueño ha decidido vivir a oscuras y nunca estar sosegado.

La sonrisa del inseguro


Y una idea envejece, tan veloz, tan precisa como la velocidad del ruido consistente de los gritos.


Decidida, un alma busca las ambigüedades de su sueño encarcelado, esa distante pero presente imagen que se revela de vez en vez consiguiendo ser el centro, y poco a poco es desmantelada por la rutina que desprecian los besos, y así como el sueño, la imanación como fiel aliado entristece y desviste al corcel.


Y mientras el cuerpo sigue el ritmo de sus pasos tartamudos, es observado y analizado por las lágrimas de un abogado, que bailando al tempo de la música mas melancólica, conectaron extrañamente con la sonrisa del inseguro.


Admira mi respeto al hecho de vivir consciente y responsable, pero nunca al de acechar el deber, tanto así, que el ser envejece al nunca estar sosegado.


Vive la rutina lo rutinario, sueña el sueño el soñador después de haberse acostado.


Así como su presente, que llegado el momento de ser libre, se aferra al pasado.


Llora el indeleble, ríe el lápiz junto a la impaciencia del borrador ante el papel.


Debió haber sabido ese hombre, que un sueño debe ser perseguido e intocable, presumido y respetable, debió haber creído o al menos detenerse ante las palabras del libre albedrío, que gritando sin permiso, se canso de acariciarle el tímpano.


Cae la noche, llora el malagradecido.


Así como la portada de aquel libro, que mostrándose viva y atractiva, ignoró siempre su contenido, por miedo a pasar de página.