jueves, 19 de junio de 2008

Esclavo del silencio


El pensamiento inseguro e insatisfecho pone pie en la balcón de la duda, y el posando sus ojos en una bella y extraña montaña, llora y se ríe a la vez.


Verla tan lejos le hace entristecer, es tan hermosa y tan pura la manera en que ríe, que dan ganas de nunca verla llover.

Arrepentido por los hechos ficticios, mis manos quieren arrugar su belleza hasta hacerla hablar, fueron ignoradas hasta la caída de la mágica luna, mira como ya cae el sol, y las palabras escondidas no han salido a bailar.


El borrador le grita a la ausencia del defecto, no la dejó besar al papel.


La interrogante y la respuesta se ríen con avaricia y maldad, juegan al escondite, y besándose, no salen a hablar.


Que si la torre del silencio descuida la palabra, me vera absorbiendo las delicias del tren, y el pensamiento firme y consciente debajo del muelle, se vera dispuesto a correr.


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