sábado, 28 de junio de 2008

Creyente decadente


Y el creyente pierde su fe al verse enjaulado en su red, y sintiendo que baila, es observado por el tiempo de una música que ríe al desenvainar.


¿Sera el viento capaz de acariciar el rostro de una roca que siente fuerza al rendirse ante el obstáculo?.


Roca que siente la vida al golpearse tan fuerte como choca el consejo en su pensamiento, y en el tiempo efímero, quedar marcado como "el pedazo de vida presente, que transformase en materia etérea al vivir despierto y sepultado".


Llora aquel guerrero en casa, que después de haber luchado en trampas banales, se duerme el ejemplo por nunca ser recordado.


Que es digno de un hombre apostar su vida en la lucha del verso contra el silencio, de una luz rebelde contra una oscuridad muda, y entre multitud de ideales, es mejor luchar, que ver el teatro desde las sillas presidenciales.


Así como el hogar que al apagar sus luces, espera solo y desalmado.


Se esconden el laurel y la espada, que sin siquiera luchar, su dueño ha decidido vivir a oscuras y nunca estar sosegado.

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